Junio 2018.- Uganda es bien conocida por sus gorilas de montaña pero yo no quería perderme la oportunidad de ver también a chimpancés en libertad en su hábitat natural. Eso es posible en unos cuantos parques de Uganda, siendo el Kibale National Park (al sur de Fort Portal) el más visitado y con alto porcentaje de éxito de encontrarles, más del 90%.
Son 150 $ por permiso para los no residentes (reserva anticipada para asegurarse una de las limitadas plazas diarias) y 220 $ si se opta por el “habituamiento”, una experiencia con unas familias de chimpancés concretas que permite profundizar más tiempo en estos primates en compañía de investigadores.
Pero hay una alternativa más barata para mochileros y con similar porcentaje de éxito en la misma ruta que me llevaba de Fort Portal a Bwindi: el Kalinzu Forest. Se encuentra entre Kasese e Ishaka y está gestionado por la NFA (National Forestry Authority). Escogí esta opción porque se trata de un proyecto de ecoturismo impulsado por una pequeña comunidad local que te ofrece un “chimp tracking” con expertos guías rastreadores por bastante menos de lo habitual: 40$ por persona. En ambos casos, la ruta a pie por el bosque, con grupos reducidos, dura unas 3-4 horas horas con 60 minutos máximo de contacto con el grupo de chimpancés que se encuentren. Como es sabido, éstos construyen nuevos nidos cada noche en árboles diferentes, por lo que van cambiando diariamente de ubicación.
Aunque el “chimp tracking” se planee como un aperitivo o actividad adicional del gorilla tracking, no hay duda de que es emocionante encontrarse cara a cara con el primate más cercano a los humanos. Y el trekking suele incluir el avistamiento de otros primates (Vervet monkeys, Red-Tailed monkeys…), aves y pequeños mamíferos (con suerte) además de la rica flora local.
Mi visita a Kalinzu, no obstante, me dejó un cierto sabor agridulce, ya que aquel domingo de junio sólo vimos algunos ejemplares de chimpancés con sus crías en lo alto de las copas de los árboles y me supo a poco.
Por otra parte, acostumbrado a visitar parques yo sólo con un guía local, con el que sueles hablar en susurros para no ahuyentar a las aves y sintiendo al máximo el contacto íntimo con la naturaleza, descubrí aquí el riesgo de unirte a un grupo de turistas (belgas de mediana edad, en este caso) que resultaron ser demasiado habladores. No llevaban ni prismáticos, algo incomprensible, así que al cabo de un rato se cansaron de mirar hacia arriba y charlaban y se reían de sus bromas como si estuvieran en un bar. Cuando les presté mis binoculares (se los pasaron entre ellos un buen rato) de repente alucinaron con la mamá chimpancé que descansaba con su cría en las ramas. Uau, gritos de admiración, ¡por fin veían algo con detalle! Tras recuperar yo mis binoculares, volvieron a lo suyo. Son esos momentos en los que valoras de verdad el lujo del ‘solo traveler‘, el del mínimo impacto y máxima complicidad con tu entorno.
No fue mi día de suerte, quizás. Había rondando dos o tres grupos con distintos guías que coincidimos un rato en la zona antes de ir cada uno por su lado. Como yo iba a mi aire, me alejé de los belgas pesados (lamentable que la guía no les exigiera callar) y me pegué a Joseph, uno de los rastreadores más veteranos de la zona. A sus 66 años, está aquí desde que prácticamente se creó el parque, me contó, y, aunque no era muy locuaz, era increíblemente ágil andando por la espesura, como si tuviera 20 años menos. Vi enseguida que era muy experimentado y que haríamos buenas migas, aunque de conversación más bien poca.
Así fue. Cuando decidieron dar por concluido el tracking y girar de vuelta a la entrada del parque, al cabo de un rato de andar le dejé caer a Joseph que yo quería más (por otra parte, yo había llegado unos minutos más tarde, salieron a las 8 en punto de la mañana sin mí, y me uní al grupo en el bosque gracias a que una de las trackers salió a mi encuentro mientras otra me acercaba bosque adentro, walkie-talkie en mano- ¡mil gracias, Deborah!). Total, Jospeh lo pilló enseguida y dio media vuelta invitándome a que lo siguiera. Bingo. Así, nos adentramos otra vez, esta vez solos (por fin) ladera arriba entre una vegetación cada vez más espesa y llegamos a ver más chimpancés en movimiento por el bosque, que luego bajaron al suelo y se perdieron entre la vegetación. Un pequeño goce final que incluyó el avistamiento de unos Red-tailed monkeys y algunas aves de propina en la intimidad del bosque de Kalinzu.
Llegada y alojamiento en el Kalinzu Forest
Para el chimp tracking en el Kalinzu Eco-Tourism Project lo mejor es pasar la noche cerca para estar a punto a la mañana siguiente temprano. Una opción es dormir en Ishaka, a unos 20 km al sur, pero la amable Sylvia de la NFA -con la que contacté por mail- me recomendó, y reservó, la Mackline Guest House en el distrito de Rubirizi.
Un acierto: 80.000 UGX por una habitación básica con desayuno a sólo unos 15 minutos en coche de la entrada de Kalinzu. Y por 10.000 UGX te preparan un “packed lunch” para el día siguiente, importante previsión porque en el parque no sirven comida y al final de la caminata el hambre aprieta.
Por otra parte, la ruta hasta llegar a Rubirizi fue una delicia. Se trataba del primer tramo con mi nuevo coche y conductor de Kabarole Tours, que me recogió en Bigodi. Bueno, lo cierto es que el Toyota RAV4 con el que apareció John ya está un poco anticuado (y tuvimos problemas con un neumático que perdía aire, ay…) pero me dio igual tan pronto descubrí que en el camino desde Bigodi ves un montón de animales salvajes desde la carretera porque cruzas una parte del célebre Queen Elizabeth National Park (QENP).
Salimos a las 15.45h de Bigodi, pasamos por Kasese a las 18.10h y paramos a las 19.15h en Katunguru para arreglar la rueda, tras lo cual alcanzamos la guest-house poco antes de las 20.30h.
La mejor sorpresa fueron los… ¡elefantes! Un tremendo ejemplar cruzó la carretera al poco de salir de Bigodi y le siguió una cría, aparición que paralizó a los tres vehículos que circulábamos en ese momento por esta tranquila ruta. Sin duda los animales venían del vecino Kibale NP. Y ya se sabe: ante un elefante, freno inmediato y paciencia hasta que él decide irse, para evitar cualquier carga inesperada de la que sería muy difícil escapar.
El mágico encuentro nos sorprendió justo después de sobrepasar el Nyabikere Lake y avistar a lo lejos el Ninyabulitwa Lake, ambos cerca de los límites del Kibale NP. Antes habíamos visto un montón de baboons (papios) en los bordes de la ruta (y tranquilamente en medio del asfalto). Pasamos entre dos lagos más, que no supe encontrar en el mapa (Maliús y Chantwabara, o algo así dijo John) y tras pasar Rwimi y Hima enfilamos por la buena carretera que desciende a partir de Kasese. A partir de aquí, el fabuloso Lake Edward, la obligada foto en el arco de piedra que marca el cruce de la línea del Ecuador (“weka”, sonría) y, uau, una manada de búfalos a pocos metros de la cuneta mientras el día empezaba a teñirse de las luces del atardecer africano.
—- P.S. A la mañana siguiente, tras el chimp tracking, la ruta hasta Kihihi a través de las inmensas llanuras del QENP (y un sufrido tramo por una de las carreteras más maltrechas de Uganda, realmente infame) nos deparó más sorpresas en forma de vida salvaje: elefantes, Ugandan kobs (antílope cobo, que aparece en el escudo nacional de Uganda), waterbucks (antílope acuático), búfalos, vervet monkeys, cuatro sitatungas, unos tímidos antílopes que habitan en zonas pantanosas de difícil acceso y que Joseph descubrió asomando entre la vegetación, más búfalos… o un puñado de aves entre las que me quedo con la simpática Guinea fowl (pintada o gallina de Guinea). De los famosos leones trepadores de árboles de Ishasha, ni rastro a la hora en que nos pasamos por allí. Otra vez será.
Datos útiles:
Kalinzu Forest: Bushenyi District, oeste de Uganda. En la ruta Kasese-Ishaka, a 35 km al sur de Katunguru (a 375 km de Kampala). Entrada 40$ no residente (reserva con antelación). Salidas a las 8h. Posibilidad de acampada. Reservas (de la web de la NFA): Tel: 256-41-0772568168
Equipo básico para el tracking: camiseta y pantalones largos para evitar picaduras y arañazos de arbustos, buenas zapatillas de trekking (pantalones metidos en los calcetines para evitar las desagradables safari ants), gorro, gafas de sol, repelente de insectos, crema solar, agua, pasaporte, etc y ¡binoculares! (no sólo para los chimps, que a veces quedan un poco lejos, sino también para los pájaros). Y comida para después.
Mackline Guest House: Básica pero práctica. A 15 minutos en coche del parque. Habitación individual en BB a 80.000 UGX (17,5 €) Packed lunch (comida para llevar), 10.000 UGX (2,2 €). Cena o comida extra en el hotel, unos 20.000 UGX. Contacto: 0702710806 (Josephine). Reservas a través de la NFA nfatourism1@gmail.com / 0776325959 (desde fuera de Uganda con el +254 y sin el 0 delante).
NFA | National Forestry Authority sobre el proyecto de Kalinzu: https://www.nfa.org.ug/index.php/11-eco-tourism/94-kalinzu-central-forest-reserve
© Texto y fotos de Carles Cascón, 2018 (excepto las que se menciona su fuente)
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