Uganda y Ruanda por libre (12).- Dicen que si no lloras aquí no eres una persona. Todos los Museos-Memoriales de los genocidios son sobrecogedores pero el del genocidio ruandés de 1994 en Kigali te deja roto por dentro. Experiencia dura, difícil de asimilar (también por el alud de información y las sombras aún por esclarecer) pero aleccionadora.

Se explican los orígenes, la historia, se citan los instigadores, el papel de los colonizadores en el pasado, la responsabilidad occidental frente a la matanza de entre 800.000 y un millón de tutsis (y hutus moderados) a manos de paramilitares hutus -los Cascos Azules se fueron del país y nadie intervino para parar la locura asesina- y muchos detalles de lo que fue una acción perfectamente planificada y ejecutada. A golpes de machete, tiros, violaciones, torturas, mutilaciones y sepulturas en vivo.

El próximo mes de abril, en poco más de un mes, se van a conmemorar los 25 años del genocidio ruandés. El 6 de abril empezó todo. El día en que Juvénal Habyarimana, presidente de Ruanda, y Cyprien Ntaryamira, presidente de Burundi, fueron asesinados cuando el avión en el que viajaban, un Falcon 50 procedente de Tanzania, fue derribado por misiles lanzados desde tierra cuando estaban a punto de aterrizar en Kigali. Fue el desencadenante de las matanzas, la mecha que encendió el polvorín, y a día de hoy no se ha esclarecido oficialmente el responsable de esas muertes.

En el Memorial, situado en Gisozi, sacude al visitante el brutal testimonio de los que mataron a sus propios vecinos (los hutus que se negaban a participar en la matanza o protegían a tutsis también eran eliminados sin piedad, aunque muchos arriesgaron su vida) y, personalmente, me impresionó de forma especial la última sala del centro dedicada a los niños. Nombres y apellidos, fotografías de niños que tenían gustos, aficiones e historias íntimas y que no sobrevivieron: se explica cómo encontraron la muerte.

También la lección de la reconciliación y el perdón. Es bien sabido: para la superación y pasar página es necesario el conocimiento. Saber.

……. «Remembrance and Learning» (memoria y lección) …..

El Genocide Memorial Center de Kigali alberga también los restos de unas 250.000 personas, y la gente viene aquí a dejar flores, a reflexionar y llorar a sus muertos. Hay personas que son los únicos supervivientes de una familia.

Cuando fui un sábado por la tarde, a media visita los gritos de una visitante nos estremecieron a todos los que estábamos allí. La mujer se hundió y tuvieron que arrastrarla hacia afuera entre llantos. Aún me llega, desde la distancia, aquél lloro desgarrado.

Hoy Ruanda es un país emergente, de gente afable y encantadora, que convive en paz y que mira al futuro con vibrante energía pese a la losa, terrible, del pasado. Cada último sábado de mes celebra el Umuganda, una jornada de trabajo comunitario en la que están llamados a participar todos los ruandeses de entre 18 y 65 años y que se reintrodujo en 1998 (pero no institucionalizado hasta 2007) para desarrollar proyectos sociales o ayudar a los necesitados y, de paso fortalecer la identidad nacional.

Por otra parte, Ruanda promueve su privilegiada naturaleza y el turismo eco-sostenible, por ejemplo, aunque los alojamientos que se multiplican bajo esta bandera -una clara apuesta del país los últimos años- resulten a menudo al alcance de pocos bolsillos.

Este pequeño país africano te deja con ganas de volver pero al mismo tiempo una herida inexplicable que pervive en la gente que conoces y que, de pronto, compartiendo una cerveza en el tranquilo Chez Lando, te suelta que sus padres en realidad no son sus padres porque.. bueno, eso. Ah, claro, el maldito 1994. Y si aprovechas para preguntar un poco más te sugieren cambiar de tema de conversación y desvían la mirada…

* * *

Frases del Memorial

Dejo unas frases o hechos que me llamaron la atención leídos a lo largo de dos horas de visita (menos tiempo se queda corto) al Memorial del Genocidio de Kigali [traduzco a mi aire del francés e inglés, las dos únicas lenguas utilizadas además del Kinyarwanda]:

– «La identidad primaria de todos los ruandeses estaba asociada alrededor de dieciocho clanes diferentes. Las categorías Hutu, Tutsi y Twa constituían clasificaciones socio-económicas presentes en los diferentes clanes, y estas categorías podían cambiar con las circunstancias personales. Bajo el período colonial, estas distinciones pasaron a ser de naturaleza racial, particularmente con la introducción del carnet de identidad en 1932. Creando estas distinciones, el poder colonial identificó, por las buenas, a una persona que poseía 10 vacas en 1932 como a un Tutsi; una persona con menos de 10 vacas como a un Hutu. Y así tenía que ser su descendencia.

Habíamos vivido en paz durante siglos, pero en aquél momento la division entre nosotros había empezado».

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Un antecedente clave, 35 años antes del Genocidio:

– «En su carta pastoral escrita en 1959 para la Cuaresma, el vicario apostólico de Kabgayi, André Perraudin, apoyó esta visión «racial» de la sociedad ruandesa, describiendo a los hutus mayoritarios como siendo oprimidos por la minoría tutsi. En un momento de tensiones crecientes entre las élites hutu y tutsi, el mensaje de M. Perraudin constituyó un momento desisivo.»

[Se cree que estas palabras pudieron entenderse como una declaración de guerra al poder tutsi y servir de justificación moral para las primeras masacres de tutsis en noviembre de 1959]

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– «Los Diez Mandamientos Hutu» (publicado en Kangura en 1990)

«1 Todos los hutus tienen que saber que una mujer tutsi, esté donde esté, está sirviendo al grupo étnico tutsi. En consecuencia, todo hutu que hace lo siguiente es un traidor:

            – Tome una esposa tutsi

            – Tome una amante tutsi

            – Tome una secretaria o carga familiar tutsi

(…)

4 Todos los hutus deben saber que los tutsis son deshonestos en los negocios. Su único objetivo es la superioridad étnica.

SABEMOS POR EXPERIENCIA

En consecuencia, cualquier hutu que haga lo siguiente es un traidor:

            – Todo el que estableza alianza con tutsis en los negocios

            – Todo el que invierta su dinero o dinero público en una empresa tutsi

            (…)

7 Las Fuerzas Armadas Ruandesas deben ser exclusivamente hutus. La experiencia de la guerra en 1990 nos enseña esta lección. Ningún militar debería casarse con una tutsi

8 Los hutus deben dejar de sentir pena por los tutsis

            (…)

* * *

«El 10 de enero de 1994 un informador, con el nombre clave de ‘Jean-Pierre’, que había formado parte de la guardia de seguridad del presidente, llegó con información.

Explicó al Coronel Luc Marchal de las Naciones Unidas que 1.700 Interahamwe habian sido entrenados en campos del ejército ruandés y que los entrenamientos tenían lugar al ritmo de unos 300 per semana. Informó a Marchal que su superior politico era Matheu Ngirumpatse, que era presidente del MRND, el partido del presidente Habyarimana.

Relató que los Interahamwe estaban registrando todos los tutsis de Kigali para un plan de exterminio, que habría de matar hasta 1.000 personas cada 20 minutos.

Jean-Pierre creía que el presidente había perdido el control de los extremistas.

Deseaba advertir sobre los peligros del Poder Hutu y acudir a la prensa a cambio de seguridad. UNAMIR no fue capaz de grantizar su protección.

Jean-Pierre desapareció.

Su suerte aún se desconoce.»

* * *

«El genocidio fue inmediato.

Los controles de carretera aparecieron de golpe directamente a través de la ciudad con la milicia armada teniendo una intención – identificar y matar a los tutsis.

Al mismo tiempo, los Interahamwe comenzaron a hurgar casa por casa. Las personas en las listas de muertos fueron las primeras a ser visitadas y asesinadas en su casas.

Los autores habían prometido un apocalipsis y la operación que siguió fue un frenesí devastador de violencia, de matanzas sanguinarias y sin piedad.

Los asesinos utilizaron machetes, cachiporras, fusiles y cualquier herramienta contundente que pudieron encontrar para infligir el peor sufrimiento posible a sus víctimas.

Fue un genocidio desde el primer día.

Ningún tutsi fue perdonado».

*  * *

TORTURA

«Los genocidas a menudo mutilaban a sus víctimas antes de matarlas.

Les cortaban los tendones para que no pudieran escaparse; fueron atados y golpeados. Tenían que esperar, sin socorro, para ser apaleados con una cachiporra, violados o cortados a machetazos.

Los miembros de la familia eran obligados a contemplar a sus padres o hijos torturados, golpeados o asesinados ante ellos.

A veces las víctimas eran lanzadas vivas al fondo de profundas letrinas o de un peñasco, tirados uno tras otro hasta que el silencio de la muerte recubría al fin sus gritos desgarradores.

En otras ocasiones, un gran número de víctimas eran lanzadas en letrinas. Morían amontonados, a veces sobre una profundidad de diez cuerpos.

La muerte se convertía en un fin doloroso, agonizante, aterrador y humillante»

* * *

«El personal diplomático y los empleados internacionales salieron del país. Muchos abandonaron a sus colegas, sus empleados y amigos a merced de los asesinos. Los dignatarios del régimen de Habyarimana, autores del genocidio, fueron evacuados. El número de tropas extranjeras utilizadas para la evacuación hubiera sido suficiente para parar el genocidio».

REACCIÓN INTERNACIONAL

«Ni un sólo soldado suplementario para el mantenimiento de la paz, ni un sólo vehículo blindado de transporte de tropas llegó a Ruanda antes de la victoria del FRP en julio. El mundo se retiró… y observó en silencio mientras tenía lugar la masacre de un millón de personas«.

«Francia había jugado un papel activo en armar y entrenar a las Fuerzas Armadas ruandesas. También entrenaron a las milicias hutus que jugarían un papel clave durante el genocidio, y muchos vieron a los franceses como aliados. La ‘Operación Turquesa’ acabó proporcionando una zona segura a los genocidas que huían del avance de las tropas del FPR y una escapatoria hacia Zaire.»

HÉROES

Y ante el drama, la valentía. Alientos de esperanza en el ser humano en las peores circunstancias. El Memorial recoge también el testimonio de auténticos héroes frente a la barbarie, que arriesgaron su vida por otros. Dos de ellos: Carl Wilkens, el único norteamericano que se quedó en Ruanda durante el genocidio, trabajando sin cansancio en su puesto de la Iglesia Adventista para proteger a los vulnerables y salvar vidas; o Sula Karuhimbi, que escondió y protegió a 17 personas en su propia casa y les dio de comer de sus campos. Era una curandera tradicional de Musambo, en Gitarama, viuda de 70 años, y utilizó su mala fama de poseída por los malos espíritus para atemorizar a los interahamwe para que se alejaran de su casa. «¡Si queréis morir, entrad y los malos espíritus se os tragarán!», les gritó.

Ruanda. 25 años. Memoria y lección.

Aunque siempre queda la gran pregunta.

¿POR QUÉ?

Datos útiles:

The Kigali Genocide Memorial. https://www.kgm.rw/ Honra la memoria de más de un millón de ruandeses asesinados en 1994 a través de la educación y la construcción de la paz. Es el último lugar de reposo de unas 250.000 almas, víctimas del genocidio contra los tutsis.

* Horario: abierto cada día, de lunes a domingo, de 8 a 17h excepto el último sábado del mes, que por coincidencia con el Umuganda abre de 13 a 17h (última entrada dos horas antes del cierre).

* Posibilidad de «experiencias guiadas» y tours por los lugares históricos con encuentros con supervivientes, comunidades y líderes politicos

* Incluye el Jardín de la Reflexión y el Muro de los Nombres (aún pendiente de completar) con todas las víctimas.

© Texto y fotos de Carles Cascón, 2019

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