Junio 2018.- Antes de aterrizar en Entebbe… dejo una lista de 10 de las GRANDES cosas que ya echo de menos de Uganda:
1- La comida. “En Uganda comerás muy bien, ya lo verás”, me decía mi amigo Gilbert, de Congo. Tenía razón. ¡Qué variedad de productos frescos encuentras en esta tierra fértil! A parte del sinfín de verduras y frutas, en el Nakasero Market de Kampala descubrí muchos productos asiáticos. Incluso tofu. Los vegetarianos, que tanto sufren en otros países africanos, van a tener aquí muchas opciones. Sólo con los acompañamientos te puedes montar un menú degustación.
Si te gusta el ugali (o sima) de Kenia, te encantará la versión ugandesa de este puré de maíz que se hermana con salsas y platos principales: el posho. Hay una versión diferente que mezcla harinas de sorgo y mijo en vez de maíz. ¡Añoro comer posho con la mano y untarlo con salsa de pescado seco o ahumado! Más: matoke (el puré de plátano verde, la base de la comida ugandesa), la batata o boniato (sweet potatoe), la calabaza, el ñame/yuca (yam), alubias de todos los colores, verduras variadas… Y los aguacates, tan deliciosos y enooooormes. ¡Qué sabor tiene aquí, el aguacate!. Qué mangos y guayabas, uau.
El pescado fresco, como la tilapia (whole tilapia) a la brasa (grilled) para comer con la mano (sabe mejor y es la mejor manera de separar las espinas). Y un montón de platos con pescado en salsa (groundnut sauce, por ejemplo: cacahuetes) o los amantes de la carne… Para los más abiertos, los saltamontes fritos que se venden en mercados como tentempiés. Muy crujientes.
2.- Bodas (o Boda-bodas). Las moto taxis. Te las desaconsejan, vale, porque un accidente de boda, nada raro, tiene grandes consecuencias. He visto alguno. Pero… qué prácticos son los boda-bodas, que te vienen sin pedirlos cuando los necesitas. Omnipresentes como los trycicles en Filipinas. En cada esquina hay alguno esperando, o muchos para escoger, y te llevan donde quieras, puerta a puerta y sorteando el tráfico, con el rostro al aire y el sol africanos: después de la ducha me sirven de secador de pelo. En pequeñas ciudades o pueblos son ideales y nada caros (1.5000-2.000 UGX/33-44 céntimos de euro el trayecto corto) y por un poco más (1 o 2 euros) te llevan a unos cuantos sitios durante el rato que quieras, esperándote a cada parada. No tiene prisa: si al sitio donde vas no encuentras lo que buscas (está cerrado, no hay la persona, etc.) te esperan y te llevan a la siguiente parada. Y te cobran el trayecto, no la espera.
Para los más prudentes, se recomienda un “Safe Boda”, conductores de bodas especialmente formados para seguir normas de seguridad estrictas. A parte de conducir “safe”, van con casco y tienen otro (obligado) para el cliente. Ahora te ofrecen también un gorrito higiénico («boda hairnet«) de un solo uso, muy poco estético pero que te protege de un casco que ha pasado por pelos de todo tipo cada día. Máximo, un pasajero (aquí no ves cuatro, cinco, seis…o incluso animales como en Camerún). Llevan un chaleco naranja reflectante que les identifica. Hoy día los puedes llamar a través de una app con el móvil (Safeboda) y viene el más próximo utilizando el geolocalizador del teléfono. Pagas en cash al conductor al final del viaje.
Hoy día puedes pedir un Safe Boda por una app
Cuidado: En días de tráfico, hay que pegar las piernas a la moto porque podría rozarte otra moto… o un enorme todoterreno con prisa en la rotonda. En la vecina Kigali, en un día de fútbol con la muchedumbre saliendo del estadio de un derby local en la capital ruandesa tuve el morro de un 4×4 a un centímetro (o menos) de mi sandalia de mzungu en un par de ocasiones… Uf
Para consejos más detallados para viajar en bodas, los da esta “muzungu”: http://muzungubloguganda.com/2013/06/how-to-ride-a-boda-boda/#.W2BYYdIzbcs
3.- El carácter ugandés. Con experiencias previas de todo tipo en África, llegas al aeropuerto de Entebbe, te aborda un desconocido y tu te pones serio porque sospechas que es un taxista pirata que te va a cobrar el triple, un timador que te quiere sacar pasta o un espabilado que gana comisión para llevarte a un hotel concreto. O algo peor. Pues relájate: sólo es alguien que quiere ayudarte. A encontrar al chófer que estás esperando, por ejemplo, y que seguramente está en otra zona del aeropuerto. Y él te ve tenso y te dice que tranquiiiii, “I only want to help” y tu te sientes fataaaal. Un 99 % de los desconocidos que he encontrado en Uganda estaban dispuestos a echarme una mano sin pedir nada a cambio. Quizás no les ayuda que son un poco inexpresivos al principio, más bien serios, pero con tiempo te regalarán su tranquilizadora sonrisa africana. Webalee sebo!
4.- El móvil. Llamar es fácil, barato y… puedes recargar tu crédito (“airtime”) en cualquier rincón. En paradas en la calle, en centros comerciales, en el mercado, en una esquina… Llegas con tu móvil libre (yo tengo un viejo y pequeño Nokia que me va de perlas), compras una SIM card ugandesa y desde tu móvil te comunicas con todo el mundo (amigos, taxistas, hoteles, etc.), lo organizas todo y llamas a casa cuando quieres. Mi proceso de adquirir un número con MTN fue un poco largo, eso sí. Pasaporte, formulario, firma, te hacen una foto… y a esperar un buen rato en el Victoria Mall, donde a esa hora acababa de llegar a Entebbe medio ejército francés y tenía delante mío al menos 15 soldados esperando su SIM card. Si la quieres con data bundles (para tener internet sin wifi), también. Si quieres una opción más barata (como muchos africanos), opta por Airtel.

En el Rwenzori View Guest-house de Fort Portal os vienen a dar los buenos días una increíble variedad de pájaros
5.- Las aves. Ah, qué sensación ver en su hábitat a los preciosos Great Blue Turaco y Ross’s Turaco o Kingfishers de todos los colores y tamaños. Pero hay otra cosa: los jardines llenos de aves de algunos hoteles. Es cierto que en Uganda es más difícil encontrar una habitación sencilla con los precios asequibles de Camerún. Pero aquí tienes guest-houses u hoteles por unos 30 euros la noche con jardines que son casi un Botanical Garden por la cantidad de aves que avistas mientras desayunas o te tomas una cerveza al atardecer. Muchos hasta tiene binoculares a disposición de residentes y visitantes (como el ViaVia Entebbe o el Rwenzori View Guest-house de Fort Portal) porque en cualquier momento aparecen preciosos sunbirds, barbets, bee-eaters o incluso un Grey Crownded Crane, el pájaro nacional ugandés, en la copa de un árbol a lo lejos. Una gozada para ornitólogos o simples aficionados como yo.
6.- Los animales salvajes. Que en pleno viaje por carretera se te crucen de repente… ¡elefantes! Uauu. Es fácil ver baboons (papios) merodeando por la cuneta o el mismo asfalto pero… esa elefanta que se nos cruzó al salir de Bigodi seguida de su pequeño elefante fue una visión increíble, sobretodo por inesperada porque no estábamos en un parque nacional. Y otra delicia: cruzando el Queen Elisabeth National Park (QENP) en dirección al Bwindi Impenetrable Forest, avistar desde la misma carretera, a simple vista, a manadas de búfalos, waterbuks, baboons, elefantes o las esquivas sitatungas: vimos a cuatro escondidas entre matorrales. También pájaros, como Yellow-throated Long claws o la preciosa y simpática Guinea fowl. Cuidado porque si le coges el gusto y vas parando para apuntar con tus binoculares, llegarás a destino bien entrada la noche. Y todo sin pagar ninguna entrada de un parque.
7.- El Jinja Sailing Club y el Nilo. Para un amante del mar como yo, fue un regalo almorzar en la sombreada y poco concurrida (en ese momento) terraza del Jinja Sailing Club unas fenomenales tiger prawns con una copa de vino blanco y gozando de una vista y de una brisa como si de un Océano se tratase. Me esperaba en el muelle el capitán del barco, con su divertido uniforme marinero, para el turístico pero delicioso “cruise” a las fuentes del Nilo Blanco, a su salida del Lago Victoria. Y para rematarlo, un par de horas de kayak o paddle surf por el río más largo del mundo desde Bujagali, con Kayak The Nile o Nile Explorers, que comparten campamento.
8.- La cerveza. Una Nile Special, una Nile Gold o una Club (de Nile Breweries), una Bell o, si tienes menos sed, la Tusker Malt (en botella pequeña verde, para mí mejor que la grande Tusker). Importante pedirla “muy fría” (NYOGOGA NYÓ en Luganda –en Kampala- y KUFUKA MUNO en lengua Tooro de Fort Portal)
9.- El verde. Paisaje verde de todos los matices allá donde vas. Verde, verde, verde…. (excepto algunas regiones como el árido nordeste, claro). Campos, montañas, colinas, caminos, bosques… Las carreteras para llegar al bosque de Bwindi tiene unas vistas inolvidables. Y el agua. Agua de lagos inmensos, ríos… Naturaleza que te envuelve y te cautiva.
Y 10.- Y los gorilas (y chimpancés) claro. Una de las grandes sensaciones que puedes vivir en África es visitar a los últimos gorilas de montaña en estado salvaje, aunque habituados a presencia humana (que los observen a poca distancia un rato, vamos). En Ruanda ahora el permiso cuesta 1.500 USD $ o sea que muchos se vienen al bosque de Bwindi en Uganda (600 USD $). Y vale la pena, sí. ¡YES! Tanto la hora que pasas con ellos, ni un minuto más, como el trekking de varias horas (depende) hasta encontrarlos. Muy emocionante. Y no te flageles si la mayoría de fotos te salen después movidas, oscuras o desenfocadas. ¡Lo has vivido!
© Texto y fotos de Carles Cascón, 2018
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