El noble arte de la siesta se manifiesta en múltiples estilos y lugares en Camerún, a la vista de todo el mundo. Ya sea por las energías gastadas en largas noches en el carnaval de Kribi o por el clima que invita a relajarse en el sitio que se tiene más a mano, las cabezaditas a pierna suelta proporcionan escenas muy comunes en las calles de cualquier ciudad del país centroafricano.
Las “pirogues” que descansan en la playa de Ngoyé, en pleno centro de Kribi, es convierten en una preciada hamaca para estudiantes que han venido a pasar la tarde después de clase o a repasar sus apuntes, ahora olvidados por un momento entre cabos y redes de pescadores.
El taxista ha decidido que hoy se ha pegado ya muchos viajes y tiene la jornada salvada.
O en pleno mercado de un barrio de Yaoundé, entre el olor de la carne asada y especiada que se come como tapa con cerveza a cualquier hora del día, alguien -no sabemos si un vendedor o un cliente- aprovecha unos cartones encima de una mesa para reponer fuerzas.
© Texto y fotos de Carles Cascón, 2014
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