Uganda y Ruanda por libre (4): Fort Portal, capital del Reino de Tooro

Crater Lakes de Fort Portal

Junio de 2018.- Alojarse en Entebbe tiene el inconveniente de que igualmente tienes que ir a Kampala a pillar el autocar. En mi caso, para ir a Fort Portal, en el oeste del país. El hotel te busca un transfer para no perder demasiado tiempo en el matatu y en una hora estaba en la estación de Kampala para subirme al bus de Oxygen o Kalita (20.000 UGX, unos 4,4 euros). Pasé una hora dentro antes de que arrancara. Si cuentas a partir del momento en que el autocar ya ha salido del “Taxi Park” y ha puesto gasolina, el viaje hasta Fort Portal son unas 5 horas bastante relajadas, aunque los últimos 25 km cansan un poco porque la carretera está en mal estado.

 

Fort Portal ofrece múltiples excursiones por los alrededores de esta zona volcánica, visitando lagos espectaculares, mercados, comunidades de artesanos… Algunas se pueden hacer por cuenta propia pero la primera fue un acierto realizarla con una agencia local (Kabarole, la que más adelante me alquilaría el coche con conductor). El tour de un día de los Crater Lakes fue muy interesante para empezar a ponerse en forma de cara a los futuros treks con gorilas y chimps. En una jornada visitas unos 7 u 8 lagos volcánicos, combinando el 4×4 con caminatas con grandes vistas y paseos por las comunidades y cultivos de la mano de guías locales.

 

Pescador frente al Mwamba Lake (Fort Portal)

De 8 am a 4 pm pasamos por los lagos Nkuruba, Nyiambuga, Kifuruka, Lyantonde, Rukwanzi y Mwamba, donde conversamos con un pescador que nos contaba cómo cada día desciende el largo camino de la ladera del cráter para pescar en las aguas del lago… Al de Mwamba le llaman el «lago de los tres brazos«, por su forma caprichosa en vez de más o menos circular.

Rematamos el día con una buena caminata hasta las Mahoma Falls, unas ruidosas cataratas que levantan un tremendo halo de vapor, y las impresionantes vistas desde el llamado Top of the World (mirador desde el que se distinguen los lagos Nyamirima, Nyinabutiwa y Nyabikere, y en el que acaba de abrir un hotel que debía funcionar en breve). Me encantó, además, el circuito que hicimos con Ana, una guía de la zona que nos mostró plantaciones de café, cacahuetes, cassava, boniatos, maíz, plátanos, guayabas… Muy útil el bastón que te ofrece, porque con la lluvia abundaba el barro y zonas resbaladizas.

 

Había contratado el tour para mí solo pero al final compartí el guía (Brighton) y el Toyota Rav4 de Kabarole Tours (bajando el precio, claro) con una de las amigas europeas que hice en el hotel, el Rwenzori View Guesthouse. Éste merece un comentario aparte porque fue otro gran descubrimiento, como el ViaVia de Entebbe.

El Rwenzori View Guesthouse

Muchas agencias optan por darte habitación en el céntrico Dutchess Hotel pero es mucho mejor alejarse de su inevitable bullicio urbano (los niños en el patio de la escuela vecina, las obras cercanas, el constante ir y venir de huéspedes…) y regalarse una corta estancia en la tranquilidad del Rwenzori View Guesthouse, uno de mis mejores hallazgos en alojamiento en Uganda (habitación individual a 155.000 UGX / 35€ con espectacular desayuno)

Cena en el Rwenzori View Guesthouse, con Maurice de anfitrión

En la tranquilidad de las verdes afueras de Fort Portal, con un magnífico jardín en el que se avistan muchas aves locales con la silueta de las Rwenzori Mountains al fondo (si el cielo está despejado), este acogedor hotel es el sueño hecho realidad de cualquier viajero independiente, al menos para mi gusto, o para los que viajan en familia. La comida es increíble, todo “home cooked” con productos de proximidad y recetas caseras guisadas con mimo. Son famosas sus sopas, nunca faltan. Variadas opciones de base vegeteriana y pescado -yo, más feliz imposible- pero tampoco faltan carne o pollo, todo con mezcla de Europa y África.

 

Una de las peculiaridades del Rwenzori View es que a la hora de la cena (al módico precio de 38.000 UGX/8,4 €) los huéspedes se reúnen alrededor de la mesa, en la que ejercen de formidables anfitriones, alternativamente, Maurice o Ineke, la pareja británica/holandesa que regenta esta guest house abierta en 1997 en un edificio diseñado por un arquitecto suizo. El salón, por cierto, es también galería de productos locales de artesanía -hay decenas de cestos tejidos por artesanas locales, por ejemplo- libros, especias o hierbas para infusiones (vi sobres de Artemisa Annua, un remedio natural para combatir la malaria)…

 

Durante la cena se cuecen animadas y siempre interesantes conversaciones -en inglés, eso sí- sobre cualquier tema, actualidad, política… y a Maurice le encanta dar su punto de vista sobre el África que tan bien conoce después de tantos años. Que te pregunten por el “procés” catalán y que tengas que explicarlo y dar tu opinión en inglés a unos contertulios que hablan esta lengua a la perfección no es fácil pero retos mayores he conocido en África…

 

Maurice es uno de los fundadores de los Tooro Botanical Gardens y sabe mucho de pájaros, ya que ha colaborado en la pequeña pero muy útil guía de aves y plantas sobre el parque, a disposición en su mismo hotel a un precio módico (el autor es Quentin Meunier). Él mismo puede organizar un guía ornitólogo para los huéspedes (reserva obligada, ya que si os presentáis allí a las 7 de la mañana, teórica hora de apertura del parque, no encontraréis ningún guía disponible y… seguramente ni tan sólo alguien en la oficina para expenderos el tíquet de entrada: es lo que me pasó a mí, un día que madrugo y quiero aprovecharlo…).

 

Tooro Botanical Gardens

Y hablando de los Tooro Botanical Gardens, huelga decir que es una visita totalmente recomendable en Fort Portal: un verdadero bosque en medio de una ciudad que te aísla por completo del bullicio urbano; una gozada. ¡No os olvidéis de los prismáticos! Con Andrew de guía, la agradable caminata por este pulmón verde de 50 ha fundado en 2001 se saldó con un total de 18 especies distintas avistadas, como el African Paradise Flycatcher , el African Blue Flycatcher (Elminia azul), el Cinnamon-chested bee-eater(abejaruco montano), el Palmnut Vulture (buitre palmero​ o buitre de Angola), el Black-headed weaver (tejedor cabecinegro), la Long-crested Eagle (águila crestilarga), el Spectacled weaver (tejedor de anteojos), el Yellow White-eye (anteojitos senegalés, nombre en castellano recomendado por la Sociedad Española de Ornitología)… No hubo suerte con los turacos (el Great Blue y el Ross’s) ni tampoco el simpático y peculiar Southern Red bishop (obispo rojo), que viven por aquí, pero me di por satisfecho, y más a la hora que por fin conseguí el guía, ya después del desayuno…

 

Más cosas que hacer en los alrededores de Fort Portal:

El Mugusu open air market (los miércoles) y, desde allí, las Basket Weavers de Rubona y los fabricantes de miel (Bunyangabu Beekeepers Cooperative, es decir, la BBC).

Mugusu Market

Al mercado de Mugusu, que reúne semanalmente a unas 5.000 personas de la región a 10 km al sur de Fort Portal, se accede fácilmente en transporte local. A parte de los productos del campo como frutas y verduras (es un espectáculo ver cómo se van las motos y bicicletas cargadas de pesados racimos de bananas) y venta de animales vivos al aire libre, como cabras y vacas, gran parte del mercado se llena con puestos de ropa de segunda mano.

 

Cuidado con las fotos porque aquí, a diferencia de otras muchas partes de Uganda, se mostraron algo quisquillosos e incluso molestos si creían que salían en el plano. Mejor preguntar antes.

Mugusu Market

Fui testigo de un momento de tensión inquietante, por otra parte. En un momento dado, hubo un considerable revuelo en el mercado, con gente corriendo y gritos… Sin atreverme a acercarme demasiado o la que parecía al foco de una batalla campal o algo así, me enteré por alguien que se alejaba de que habían pillado a un ladrón con las manos en la masa… Cuando pasa esto en África, y no es la primera vez que lo veo, la víctima suele recibir el castigo de la muchedumbre, que lo persigue en masa y libera toda su ira sobre el pobre diablo si lo pilla. No había ningún policía a la vista, así que vete a saber cómo acabó el pobre descuidero… Molido a palos, como mínimo.

 

Me ofrecían un tour organizado de un día en Kabarole Tours con parada en los tres sitios (Mugusu market, Rubona Basket Weavers Association y la “BBC”) pero opté por ahorrar el inevitable gasto de ir en vehículo privado y con guía para mí solo. Inconvenientes de un solo traveller. No me costó mucho moverme por mi cuenta, aunque tuve que preguntar un poco en Rubona, adonde llegué desde Mugusu en boda-boda por la carretera (sin casco, ay, pero el trayecto es corto).

Rubona Basket Weavers Ass. (RUBAWA)

En la tienda-taller de las tejedoras de cestos (RUBAWA) -a 22 km de Fort Portal y 50 de Kasese- me atendió muy amablemente Jovia, que me enseñó el pequeño taller donde trabaja en la trastienda y me hizo las típicas demostraciones para visitantes de cómo tejen el material (rafia) y las flores y arbustos que utilizan como tintes naturales. No pude menos que comprarle dos preciosas piezas de las que exponen para vender. Tienen todo tipo de formas y tamaños: bandejas, bols para fruta, cestos pequeños para joyas, bases para ollas…

 

Las presentan como verdaderas “masterpieces” y no se quedan cortas porque cada creación es única y el resultado es precioso. Muchas horas de trabajo a mano y, para mi sorpresa, a unos precios muy, pero que muy asequibles. Es probable que en Kampala veamos más cestas similares y entonces nos arrepintamos de no haber comprado más en Rubona…

 

El proyecto emplea a unas 200 mujeres (la mayoría trabajan en las aldeas del interior) y representa su fuente principal de ingresos, así que revierten en sus familias y la comunidad. También producen para vender a otros países.

Bunyangabu Beekeepers Cooperative (BBC) en Rubona

“Pure honey”, la BBC… de la miel

Por otra parte, en la cercana BBC, divertidas siglas de la Bunyangabu Beekeepers Cooperative, se puede adquirir la preciada miel local, que, pese a su gran calidad, los métodos artesanales de producción en la falda de las montañas Ruwenzori no permiten una gran producción por el momento (cuando llegué recibían la visita de un comerciante indio interesado en comprar grandes cantidades para la exportación pero le decían que desgraciadamente no podían satisfacerle).

Producen también velas con cera de abeja y própolis. No tienen inconveniente en ofrecerte una corta visita guiada a las instalaciones y explicarte todo el proceso.

 

Otras opciones: treks por los volcanes, visitas culturales…

Hay muchas otras opciones de recorridos por el distrito de Kabarole y el Tooro Kingdom, del que Fort Portal es su capital. Los recorridos por la zona de volcanes y lagos de Kasenda dan para mucho, o también puedes dejarte llevar por una agencia local a un itinerario a pie de varias horas para avistar pájaros, ver cataratas, cuevas o visitar comunidades. Incluso te pueden llevar a una boda y hacer inmersión cultural.

Kyaninga Lake

Yo opté por un trek de unos 10 quilómetros que podía hacer sólo saliendo a pie de la misma Ruwenzori View Guest-house -en la Lower Kakiiza Road (Boma)-, el que lleva hasta el Kyaninga Crater Lake (y su Kyaninga Lodge, que está en la privilegiada cima) por senderos deliciosos entre campos de cultivo, colinas, pequeños pantanos llenos de aves y aldeas.

En el hotel me dieron un plano bastante detallado con las direcciones que ir tomando hasta la base de este precioso lago pero… algún giro no lo tomé bien (o no estaba del todo bien explicado) ya que tuvo que redirigirme muy amablemente un chico que me vio un poco perdido en mitad del camino. “Muchos se equivocan”, me dijo. Salvado, continuamos juntos (él no tenía mucha prisa en volver a casa) hasta llegar al célebre cráter. El camino, con algunos importantes desniveles, se alargó casi 3 horas por las varias paradas para observar preciosos “weavers” (pájaros tejedores, muy activos en sus nidos en el “swamp”, el pantano) o charlar con campesinos que me encontraba, de camino de vuelta al campo. Una niña apareció a mitad del camino con una pesada y desvencijada bicicleta, a la que conseguía arrastrar entre el verde luminoso del paisaje pese que había perdido los pedales hacía tiempo, seguramente…

Vista desde el Kyaninga Lodge

Sudado, quedaba recorrer la cima del cráter hasta el lodge (más de media hora, seguro) pero Saïd, me guía espontáneo, tuvo una idea mejor: bajar hasta tocar el agua y admirar la vista desde el lago. El resbaladizo y agotador camino cuesta abajo valió la pena, y dejé el lujo de tomarse una cerveza en la piscina del lodge para el día siguiente, subiendo directamente desde el centro de Fort Portal… en taxi: llegas más fresco y presentable para disfrutar de la espectacular vista hasta la puesta de sol. Ida y vuelta por 40.000 UGX/10 €, y el taxista te espera fuera. Si lo prefieres, y el presupuesto te lo permite, se puede comer (y dormir) aquí, previa reserva. Para los residentes, la actividad física sugerida es andar la circunferencia entera de la cima del cráter por donde discurre, más o menos, un caminito.

 

© Texto y fotos de Carles Cascón, 2018

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Acerca de Carles Cascón

Periodista i fotògraf de Sabadell (Barcelona)
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