Kenia 2014: Lake Naivasha, caminando entre animales

Impalas Crater Lake
Impalas en el Crater Lake Game Sanctuary, Naivasha

10 de marzo de 2014.- Saliendo de Nairobi en dirección al Valle del Rift, una recomendable primera parada es el lago Naivasha, a una hora de la capital en matatu y, por tanto, un accesible remanso de naturaleza antes de seguir hacia el Oeste (o el Masai Mara), y que ofrece varias excursiones de interés pese a la primera imagen poco alentadora de un Naivasha Town densamente poblado y un lago rodeado de grandes plantaciones de flores dedicadas a la exportación.

Salí de Nairobi tras un relajante desayuno en la soleada terraza del Khweza Bed & Breakfast, en la Ngara Road, razonablemente lejos del bullicio urbano. Todo un descubrimiento (a 3.900 Ksh la noche, desayuno incluído), al menos mucho mejor que el cada vez más decrépito Parkside Hotel, que recuerdo a un precio similar o más caro.

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Paré en Naivasha Town para subir a otro matatu (80 Ksh.) que recorre la Moi South lake Road bordeando el lago Naivasha y pasando por varios alojamientos. Mi destino era el Fisherman’s Camp (30 minutos desde Naivasha Town), lugar popular de acampada los fines de semana y que ofrece “bandas” para grupos a precios razonables en un entorno verde y relajado bajo la sombra de los altos árboles. Paseando por el jardín se ven monos campando a sus anchas y bastantes aves, a menudo pelícanos.

A orillas del lago, en una zona donde se acercan los hipopótamos y donde se puede salir para hacer excursiones en barco, el Fisherman’s es una bocanada de tranquilidad y aire fresco, viniendo del agobio de Nairobi, ideal para hacer planes con una Tusker bien fría en la mano. El lago Oloiden, el Crater Lake Game Sanctuary, el Hell’s Gate National Park, el Crescent Island Wildlife Sanctuary o el Elsamere Conservation Centre (antigua casa de Joy Adamson, autora de “Nacida libre” / Born free y ahora un centro de conservación) son las opciones principales.

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Fisherman’s Camp, Naivasha Lake

No es difícil encontrar a alguien que pueda organizar un tour con un guía privado a cualquiera de estos sitios, aunque si pasamos sólo un par de noches en el lago Naivasha habría que venir muy temprano por la mañana para tener suficiente tiempo para ver dos o tres parques o, en previsión, gestionarlo desde Nairobi para llegar y aprovechar el tiempo nada más llegar. Hay que tener en cuenta que anochece a partir de las 18 horas, así que hay descartar salir de excursión, aunque sea cerca, más tarde de las 16 horas.

Antes me acomodé en mi banda (cabaña), que no estaba en el Fisherman’s Camp… sino en el Top Camp. Como viajero independiente de bajo presupuesto me desviaron allí, ya que las bandas del Fisherman’s son para grupos. Al Top Camp se llega subiendo unos 12 o 15 minutos por un camino de piedras y tierra entre alguna casa, y es lejos o cerca en función de si cargas tu equipaje o bajas al Fisherman’s a desayunar sin prisas por la mañana… Por suerte estaba por allí Joshua, con el que hice la reserva, y apareció tras llamarle al móvil para cargar solícito con mi maleta grande. Lo mejor es la vista al lago desde arriba, que no tienen los alojamientos de la carretera, aunque para levantarse con la mejor vista hay que escoger el cottage, con capacidad para tres personas, un salón, baño y una sencilla cocina con equipamento básico. Me lo dejaban por 4.000 Ksh. Hay agua caliente pero… hay que avisar para que alguien te encienda un fuego de leña en el “calentador” que está afuera, entre los arbustos. Funciona.

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Más baratas son las bandas sin baño privado (el baño compartido, con lavabo y ducha separados en dos piezas contiguas, està a unos pocos metros). Cuestan 1.000 Ksh (8,4 euros), pero sin vista al lago, y mejor llevar una linterna por la noche.

A 1.884 metros de altura sobre el nivel del mar, la zona del Lago Naivasha refresca por la noche, así que, tras el caluroso día, no es de extrañar tener que dormir con edredón y manta.

Crater Lake y el lago Oloiden

Acordé con Bruno, un guía local, una doble excursión al Crater Lake y el lago Oloiden, saliendo poco después de las 7 de la mañana tras el desayuno en el Fisherman’s. Fuimos en matatu hasta el cruce (“junction”) y allí pillamos unas piki-piki (mototaxis) hasta al lago, pero de camino le sugerí ir primero al parque del crater para poder andar antes del calor del medidodía. Dijo que el cambio era una buena idea, aunque los motoristas aprovecharon para sablearnos con el precio por el cambio de ruta. En fin…

El Crater Lake Game Sanctuary, un pequeño parque con deliciosos caminos entre acacias entorno al lago que ocupa el centro del cráter, ofrece la posibilidad de avistar unas 150 especies de aves y, en la parte alta del cráter, en unas planicies fuera de la corona, uno se da el lujo de pasear entre (o cerca de) zebras, girafas (masai y reticuladas), impalas, gacelas de Thompson, búfalos (de estos conviene mantenerse alejados) o warthogs (jabalí verrugoso) pastando tranquilamente. Paseando a pie, es fácil acercarse, así que es un placer la sensación de libertad y silencio en plena naturaleza, sin ruidos de vehículos que rompan la paz ni ahuyenten a la fauna.

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Crater Lake Game Sanctuary, Naivasha

Dentro del cráter, en una bonita y asequible excursión, lo que más se ven son pájaros y primates (baboon, colobus monkey, velvet monkey, black&white monkey…) aunque también vimos a un hipopótamo en el lago, donde a veces se concentran bastantes flamencos.

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Black & white monkey, Crater Lake Sanctuary

Birdwatching

El paseo en silencio entre los árboles del cráter, con prismáticos para no perderse detalle de pájaros y monos, es una delicia. En poco más de una hora vimos (según anotó después el experto guía):

A orillas del lago verde jade está un caro alojamiento, el Crater Lake Camp, que ofrece confortables y espaciosas tiendas con cierto estilo “safari” para turistas y con tranquilas vistas por… cerca de 200 $ la noche, eso sí. El restaurante tiene una plataforma encima de las aguas del lago, así que comer aquí es un pequeño lujo por el entorno. Os voy a contar un secreto (si corre la voz no creo que dure mucho): en principio me informaron de que la entrada al parque del Crater costaba 25$ a los no residentes pero que el precio incluía el menú en el restaurante del lodge. La realidad es aún mucho mejor. Si en la recepción del parque dices que vas a quedarte a comer en el restaurante… ¡no pagas la entrada del parque, los 25$, y sólo vas a pagar el menú! Que cuesta, atención, 1.800 Ksh. (unos 15 euros). Creí que no lo había entendido bien pero, en efecto, comer en mitad del lago un fantástico menú y además visitar el parque cuesta 15 euros. La entrada del parque, sin quedarse a comer, cuesta… 25$. Genial. Lo tuve claro.

Además de aves y monos, en el paseo Bruno me mostró árboles y plantas, por ejemplo el Surge (“lelesho” en lengua local), cuyas hojas tiene gran variedad de aplicaciones: medicinales (dolor de estómago, asma…), como repelente de mosquitos, como especie para cocinar o para perfumar el cuerpo.

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Surge («lelesho” en lengua local). Crater Lake Sanctuary

Por la tarde fuimos al Lago Oloiden. Una hora de barco resulta cara para una persona (4.000 Ksh) pero la extraordinaria cantidad y variedad de aves (hay unas 400 especies catalogadas) merece la pena, sin duda, además de varias manadas de hipopótamos que se ven de muy de cerca.

En poco tiempo vimos (según me anotó luego Bruno):

Tras la agradable visita volvimos en matatu. Me quedé con la espina clavada de no poder ir al impresionante Hell’s Gate, pero pagar los 30$ para ir deprisa y corriendo, con sólo un par de horas de luz que nos quedaban, era tirar el dinero. Este parque merece, si no un día entero, ir muy pronto por la mañana y recorrer sin prisas (a pie o en bici) sus diferentes rutas entre columnas de basalto, barrancos y acantilados. Yo había escogido la primera opción (Crater Lake + Oloiden) porque me apetecía ver más animales que paisaje aquél día. Por cierto, desestimé llegar en barco hasta la Crescent Island: me dijeron que las aguas habían invadido parte de esta isla con forma de luna (o de plátano) y que muchos animales habían sido reubicados en otros parques, así que me lo desaconsejaron.

Una Tusker bien fría en la terraza del Fisherman’s (mientras Bruno me anotaba, gracias a su envidiable memoria, la lista de animales avistados), fue un excelente colofón. Aproveché para llamar a Joshua para que encendiera la leña y pudiera ducharme con agua caliente. El ugali con sukuma wiki de la cena en el Fisherman’s fue una memorable despedida del Naivasha Lake, lugar al que sin duda habría que volver algún día para vistar la puerta del infierno, o sea, el Hell’s Gate.

P.S. En el Fisherman’s no había wifi pero sí en el vecino Fish Eagle Inn, o sea que fue una buena ocasión para la última cerveza antes de subir a pie por el camino rocoso hasta el Top Camp, linterna en mano.

© Texto y fotos de Carles Cascón, 2014

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Acerca de Carles Cascón

Periodista i fotògraf de Sabadell (Barcelona)
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2 respuestas a Kenia 2014: Lake Naivasha, caminando entre animales

  1. María Arnal dijo:

    Qué buena pinta tiene Carles! Ya tengo ganas de conocer esa zona, seguiré tus recomendaciones, 🙂

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